viernes, 26 de enero de 2018

CABO DE HORNOS









Cabo de Hornos es el nombre que recibe el cabo más meridional de la isla de Hornos y del archipiélago de Tierra del Fuego, en la Zona austral de Chile, tradicionalmente considerado como el punto más meridional de América —aunque, en realidad, éste corresponde al islote Águila en el archipiélago de las islas Diego Ramírez—. Es el más austral de los tres grandes cabos del hemisferio sur del planeta y marca el límite norte del paso Drake, que separa a América de la Antártica o Antártida, y une el océano Pacífico con el océano Atlántico.

Durante muchos años, el cabo de Hornos fue uno de los hitos de las rutas comerciales de navegación de embarcaciones a vela, pese a que las aguas en torno al Cabo son particularmente peligrosas, debido a sus fuertes vientos y oleaje y la presencia de icebergs. Sin embargo, con la apertura del canal de Panamá y la construcción de carreteras y ferrocarriles en otros países del continente, la navegación mercante alrededor del cabo se redujo notablemente, siendo utilizado en la actualidad solo por naves cuyo gran tamaño les imposibilita el paso por el canal, como portaaviones o petroleros.








CABO DE HORNOS

 Cabo de Hornos fue descubierto el 29 de enero de 1616 por marineros
holandeses. Hace pocos años celebró su aniversario número 400 con una
ceremonia a la que asistieron oficiales de marina holandeses y de otras
nacionalidades.
 Los océanos Atlántico, Pacífico y Antártico confluyen en el Cabo de
Hornos, punto de unión que genera las renombradas condiciones climáticas
que incluyen los salvajes vientos conocidos como los “bramadores
sesentas” y olas cuyas alturas alcanzan las de un edificio de diez pisos.
Las aguas que rodean el cabo han reclamado la vida de una gran cantidad de
marineros: entre los siglos XVI y XX se estima que al menos 800 barcos
naufragaron, causando la muerte de más de 10.000 navegantes.
Pese a ser la forma más rápida de llegar al otro lado del continente, la ruta
alrededor del Cabo de Hornos era considerada un viaje demasiado arriesgado
por los españoles, quienes durante el siglo XIX preferían transportar por tierra
a través de Sudamérica el oro y plata obtenidos en saqueos.
 La ruta que rodea el Cabo de Hornos se convirtió en un importante corredor
para el comercio internacional, especialmente después del descubrimiento de
oro en California en 1848. Sin embargo, la construcción del Canal de Panamá
en 1914 causó una fuerte disminución en el número de barcos comerciales que
rodeaban el cabo.
Actualmente, los visitantes de la Isla Hornos encuentran el Monumento Cabo de
Hornos. Construido en 1992, representa un albatros en vuelo, un símbolo de las
almas de los marineros que perdieron la vida en el mar.
 Tradicionalmente los marineros que lograban rodear el cabo con éxito
celebraban su hazaña fumando puros y vertiendo alcohol en el océano para
agradecer a Neptuno, dios romano del mar, por un cruce seguro y para recordar
a los navegantes que habían tenido menos suerte.
 La costumbre establecía que sólo los marineros que habían logrado rodear el cabo
podían usar un aro de oro en la oreja que había estado más cerca de la isla, un
símbolo de su valentía como navegantes.
Darwin y el Cabo de Hornos
El Cabo de Hornos era una odisea aterradora para los navegantes debido a las impredecibles condiciones climáticas que caracterizan a la región. Durante el histórico viaje del HMS Beagle en 1832, el capitán Fitz Roy, Charles Darwin y su tripulación corrieron serio peligro de naufragar al rodearlo. Habiendo evitado por poco una muerte segura gracias a la pericia de Fitz Roy, Darwin describió la aterradora experiencia de la siguiente forma:
“… alrededor de las tres en punto cruzamos el Cabo de Hornos y experimentamos sus fuertísimos vientos.
La noche fue tranquila y clara, y disfrutamos de una gran vista de las islas que nos rodeaban. Cabo de Hornos, sin embargo, hizo sus exigencias y antes del anochecer mandó vientos huracanados directamente hacia nuestras caras. Hicimos frente al mar y en el segundo día llegamos a tierra firme nuevamente. Fue entonces cuando vimos hacia la proa un imponente acantilado en todo su esplendor, cubierto por la niebla y con su tenue silueta rodeada por una tormenta de viento y agua. Grandes nubes negras cruzaban el cielo y ráfagas de lluvia y granizo pasaron por nuestro lado con tal violencia que el capitán decidió emprender rumbo hacia Caleta Wigwam. Esta caleta es un puerto acogedor cercano al Cabo de Hornos y la noche de navidad echamos anclas en sus tranquilas aguas”.






Este territorio fue habitado por los yaganes o yámanas, canoeros nómadas, recolectores y cazadores marinos que navegaban entre las islas del canal de Beagle y tenían su centro de reunión invernal en torno al canal Murray (entre las islas Navarino y Hoste). Fueron descubiertos en 1830 por el velero inglés Beagle bajo el mando del capitán Robert Fitz Roy, quien bautizó los canales e islas con los nombres de sus oficiales y de la nave.

El paso del Cabo de Hornos fue descubierto en 1616, pero nadie entonces se adentró en esta intrincada geografía. Desde 1832 se ubicaron en este territorio misioneros anglicanos de las Islas Malvinas, quienes fueron los primeros colonos nacidos en Tierra del Fuego. Lucas Bridges, nacido en Ushuaia en 1875, vivió entre onas y yaganes. Conocía sus idiomas y los defendió públicamente, aún en contra de los estancieros ingleses de Tierra del Fuego, fue autor de El último confín de la Tierra, una de las más bellas epopeyas americanas, que narra el choque entre las civilizaciones.

En 1881 se delimitaron las fronteras de Tierra del Fuego con la República Argentina, quedando todo este territorio dependiente de Punta Arenas para su abastecimiento y comunicaciones hasta bien avanzado el siglo XX.

La fiebre del oro se desató en 1890. Llegaron 800 buscadores desde toda América y Europa, quienes durante varios años explotaron arenas auríferas en las islas Nueva, Lenox, Picton y en Puerto Toro de Isla Navarino. Hacia fines del siglo, cuando el Estado inició la venta o arriendo de tierras fiscales, se desató la fiebre de la ganadería, atrayendo a nuevos colonos.



















El cabo de Hornos es el punto más austral de la tierra asociada tradicionalmente a Sudamérica. Se ubica en la costa de la isla de Hornos, la cual es parte de las Islas Hermite en el extremo meridional del archipiélago de Tierra del Fuego.2​3​ El cabo de Hornos marca el límite norte del Paso Drake, el mar que separa Sudamérica de la Antártida. A la vez, el meridiano que marca la división geodésica entre los océanos Pacífico y Atlántico parte desde el cabo de Hornos hacia el océano Glacial Antártico.​

El nombre de cabo de Hornos proviene del neerlandés Kaap Hoorn en honor a la ciudad holandesa de Hoorn o quizás, por su forma de cuerno, pues en neerlandés hoorn significa cuerno; en un caso típico de falsos amigos, el nombre fue tomado en español como «cabo de Hornos» confundiendo la denominación de la ciudad o el nombre de hoorn con la del término «horno, en vez de cuerno».​

El cabo es considerado normalmente como el extremo sur de América del Sur, lo que rigurosamente no es cierto. El cabo de Hornos es el extremo meridional de la isla Hornos que es la más austral del archipiélago de las islas L'Hermite, parte de las islas Wollaston y del archipiélago de Tierra del Fuego.6​ El punto más austral del continente en sí es el cabo Froward. Más aún, si consideráramos las islas como parte integral del continente, cabo de Hornos tampoco sería el punto más austral, título que recibirían las islas Diego Ramírez; si bien éstas están notablemente separadas del archipiélago fueguino.

A 56 kilómetros al noroeste se encuentra el llamado «Falso cabo de Hornos» en la isla Hoste; su nombre se debe a la frecuente confusión que provocaba en los marinos que venían del poniente pues tiene una configuración similar al del cabo real





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